lunes, mayo 24, 2010

Fe de erratas



Todo le hace aire a una vela encendida: un secreto que se entrega sin ser pedido le hace aire; los días felices, entre más ajenos, le hacen aire; una mirada indiscreta, una explicación sin sentido, una palabra mal escrita, un reptil, un limón, la distancia: todo le hace aire a esta vela encendida.

Los amantes están para aniquilarse. Van de la mano para decirle al mundo que se despiden. Se ven a los ojos para descubrirse ojivas nucleares y repiten versos de amor, el uno al otro, para que tenga sentido el acto de la separación. Los amantes visten de luz mientras se puede, y después apagan su circo sin hacer ruido (para evitar la vergüenza), cuando los caballos y los perros amaestrados y los elefantes y la trapecista y los tigres y el payaso duermen.

Todo le hace aire a una vela encendida: aquellos gatos, el recuerdo de un tapiz, un retoño de hiedra, una mesa de tres patas; los momentos idiotas que nadie mete en currículos y mucho menos en biografías; el olfato del que ya no te mira, la pericia del que ya no te toca. Todo le hace aire mientras dure la cera, en tanto tenga vida el pabilo.

Nadie habla de pájaros encerrado en un cuarto. Nadie llora cuando va por el parque. ¿Quién celebra la casualidad de encontrarse? Los amantes. ¿Por qué entonces se esconden las llaves? El amor receta enfermedades; los amantes son el primer estornudo.

Todo le hace aire a una vela encendida. Esta sopa y el picadientes; el cigarro que sacudo furioso y la ceniza que se le separa con rabia; aquella película que vimos juntos y las que están en cartelera; el cerro de dramas y las palabras que escupimos; el rostro de la niña que me observa; la gente hermosa de los autos y los feos que están afuera; los minutos con los perros; el sol que cae con tequilas y cerveza. Todo le hace aire, y más usted cuando respira.

La metástasis se vuelve una costumbre.

Ayer vivía una fe de erratas. Hoy la escribo.


Hasta atras
Alejandro Paez Varela